Es a) porque la riqueza para el pensamiento liberal se sustenta sobre la base de la tierra y el trabajo. Ellos proveerán la agricultura y el capital, o sea, la riqueza. De ahí que las preguntas apuntan a la paradoja de por qué habiendo tierras fértiles las habitan pueblos pobres, o, al revés, habiendo tierras infértiles, las pueblan sociedades prósperas o ricas. Tal contradicción está marcada por el trabajo que el pueblo ejerce sobre el territorio que la ocupa y que transforma la tierra en agricultura.
De modo que los recursos naturales precisan la intervención del hombre, el trabajo o la proletarización, que vienen a ser causa común de la riqueza. Y que actuando de manera desigual explica las desigualdades de cada pueblo. Es decir, que los generadores, la causa, de la riqueza son la tierra y el trabajo y no la agricultura ni el capital, que son consecuencia de la riqueza.
Aunque parezca ingenuo o razonable, no desconocer que acá se halla la justificación del capitalismo y sus feroces consecuencias como la pobreza o las abrumadoras desiguladades socioeconómicas. Según esta tesis para ser rico hay que trabajar la tierra, tierra que tiene un dueño privado y que por lo tanto tiene todo el derecho para hacer lo que se le antoje con ella. Por de pronto explotarla, a ella y a quien la trabaja. De acuerdo a esta lógica de mercado: todo es válido. No hay regulación que no sea la del propio mercado, el libre comercio. La compra/venta. El ideal del liberalismo, y hoy del neoliberalismo, es que no hay Estado regulador o interventor. Apenas asistencialista. La riqueza es un bien privado y legal, aunque por supuesto que no legítimo.